Habitualmente convivimos con creencias personales y sociales que nos limitan en nuestro crecimiento como personas y como sociedades: » no soy capaz de hacer esto» » el arte no sirve para nada» «solo vale lo que se ve», y tantas otras…
También nos ocurre lo mismo en las organizaciones, asumimos creencias que limitan nuestro desarrollo y crecimiento, y no somos conscientes porque están tan interiorizadas que no las vemos.
Algunas de estas creencias dicen que si no hablas, no estás comunicando; que si no gestionas la marca, no pasa nada; que si no haces lo que dices, nadie se va a dar cuenta… pero nada más lejos de la realidad.
Si no activas tu comunicación lo que se escucha es que no tienes nada que decir a tus stakeholders, que no eres interesante, que no eres referente; si no gestionas tu marca, no comunicas propósito, valores y tanto interna como externamente generas desafección; si no eres congruente y tus actuaciones no se corresponden con lo que vas proclamando, el talento y los clientes se marcharán…
Las marcas se construyen con elementos muy visibles y con otros no tan visibles, elementos que se consolidan en silencio y cuando los focos están apagados. Difícilmente vas a transmitir tu propuesta de valor, si lo único que comunicas es lo que sabes hacer y no los problemas que solucionas. Difícilmente vas a convencer y generar confianza si no tienes unos valores y una esencia de marca que te alinean con tu propósito. Difícilmente vas a tener buena reputación si no impregnas todos tus productos, tus relaciones comerciales, tus relaciones con tu personal de esos valores que dices cultivar…
Empecemos por el principio y vayamos construyendo paso a paso!!

Conversaciones y Ventas
Uno de los conceptos clave es aprender a escuchar más allá de las palabras, comprendiendo desde dónde habla la otra persona. Cuando alguien dice algo, no solo importa qué dice, sino desde qué lugar emocional, mental o intencional lo dice («desde dónde lo dice»).